Nueva etapa en la Iglesia tras la dimisión del Papa

Se abre un nuevo ciclo histórico en la Iglesia con esta dimisión insólita, aunque no extraña, de Benedicto XVI. Lo hace en el cincuenta aniversario del Vaticano II, tras el Sínodo de la Nueva Evangelización y después de haber proclamado el Año de la Fe. No me extraña esta decisión en alguien como él, que ha venido manteniendo una eclesiología que camina en este sentido, que trabajó duro en la redacción de la Lumen Gentium y que entiende el ministerio petrino como un servicio, y no como un poder omnímodo.

Las razones de su dimisión son humanas, muy humanas y coherentes para alguien que, como él, ha decidido renovar a la Iglesia con pasos realmente asombrosos, pese a la inercia curial, desafiada ahora con esta dimisión que no ha gustado en varios círculos que han reaccionado con sorpresa extraña y hasta insolente.

Hay que renovar la Iglesia. Y ha decidió empezar él en lo que podía, dejando paso a otros, para que no sean otros quienes tomen las decisiones aprovechando su debilitamiento. El zarandeo de la Curia vaticana en estos últimos años ha sido fundamental para un hombre que ha metido las manos en la basura para limpiarla, harto de estas trampas, se aleje, se marche dejando en evidencia a algunos importantes cardenales que han sido su sombra en este período y que le han atado las manos más de lo que debieran.

La palabra coherencia es la que más se adecúa a este acto, en el que muestra al mundo que en la Iglesia lo importante es el servicio y que las personas vamos de paso. La excesiva papolatría queda aquí derrocada, y la imagen de este anciano profesor, alejado probablemente en un monasterio bávaro, servirá a muchos para entender el ministerio de sucesor de Pedro por encima de las intrigas curiales.

Ha sido un golpe sobre la mesa, una decisión valiente, un órdago arriesgado. Los cardenales lo tienen difícil, pero han de saber que empieza una nueva etapa. Un nuevo modelo de Iglesia en este aniversario conciliar. Tiempo tendremos de hablar de ello.

Ahora toca respetar, agradecer y aplaudir una decisión de tanto calado. Y toca invitar a algunos nefastos cardenales que se alejen también a sus posesiones y que dejen gobernar al nuevo pontífice. Tiempos nuevos piden un escenario nuevo.

Fonte: http://www.vidanueva.es/elblogdeldirector/nueva-etapa-en-la-iglesia-tras-la-dimision-del-papa/