Tres historias coa infancia como protagonista

Podemos ler na web de "Consume ata morrer" tres historias de tres autores distintos moi sinxelas pero cheas de tenrura nas que o denominador común é a infancia.

"Desarrollo sostenible", Antonio Orihuela del libro (La ciudad de las croquetas congeladas)”

En China, los niños juegan catorce horas diarias

a que trabajan

fabricando juguetes

para los niños de España.

 

Los pedidos para esta temporada

ya están en las tiendas

y la producción para el año que viene, asegurada.

 

Mientras queramos,

los Reyes Magos

seguirán viviendo de Oriente.

_ _ _

 

"Lección de lengua", Marieta

Hay un cuaderno tirado en un basural.

El cuaderno pertenecía a Valentina Seleme, y lo usó para la asignatura de Lengua cuando cursaba 4º de Primaria en el año 2007, según los datos que están escritos en la primera página.

Aunque muchas hojas están rotas y sucias, se pueden leer algunas de las tareas que hizo ese curso. Por ejemplo, en la página 17 hay una redacción escrita bajo el epígrafe “Tarea para la casa: describe cómo es el barrio donde vives”, título que ella había escrito con boli rojo.

Lo que Valentina escribió fue esto:

“En mi barrio viven muchas personas, las casas son todas diferentes porque cada familia se hace la suya con lo que traen los papás. La mía es pequeña. Las calles son de tierra y cuando llueve se hace barro. Me gusta mi barrio en verano porque jugamos todo el tiempo, pero en invierno hace frío. No me gusta tener frío”.

_ _ _

 

"Reencuentro", María González

Justo se bajaba del autobús cuando yo caminaba calle arriba. Tenía casi la misma cara que siete años atrás, con más cicatrices, eso sí, y con la mirada más curtida.

–   Eres Manu ¿verdad? No se si te acuerdas de mi, yo fui tu tutora hace algunos años.

Su mirada fija en mis ojos – Me acuerdo.

–   ¿Cómo estás? Me alegro de verte, pensaba que no estabas aquí.

–   He estado tres años en la cárcel, acabo de salir hace dos meses.

–   ¿En una cárcel de menores?

Sonrisa – María, tengo 23 años.

–   Ufff, perdona el despiste, y entonces ¿cómo estás?

–   Cada rato tengo ganas de hacer cosas que se que no debo. Ahora voy al CAD, tengo un problema con el alcohol. ¿Dónde vives?

–   En Lavapiés.

–   Yo también ¿en qué calle?

Me sorprendo dudando si contestarle mi dirección real o inventar otra. Me avergüenzo por dudar. Le digo la real.

–   Yo vivo por ahí cerca, bueno, ahora estoy en un piso de reinserción hasta marzo.

–   Manu, me tengo que ir que llego tarde, pero ya sabes que sigo en el mismo lugar dando clases, pásate cuando quieras y charlamos un rato, me gustaría mucho.

Me da dos besos.

–   Chao, cuídate.

Doy tres pasos hacia arriba retomando mi camino y me doy cuenta de que él no se ha movido del sitio.

–   María, fuiste mi tutora el primer año que comenzabas a dar clases y tuviste mucha paciencia conmigo. Yo no me porté bien contigo, lo siento.

–   Estabas en un momento difícil, no te preocupes, gracias de todos modos.

Le miro y veo las cicatrices de la cara con mayor claridad, me pregunto cuántas más tendrá la próxima vez que nos veamos.