1. ¿Subprimes? El punto de partida es una verdadera estafa ya que los bancos occidentales han ganado una enorme cantidad de dinero a costa de los hogares estadounidenses, diciéndose que si no eran capaces de pagar, les quitarían sus casas por cuatro monedas.
2. ¿Es sólo una crisis bancaria? No, en absoluto. Se trata de una verdadera crisis económica que ha comenzado en el sector bancario, pero cuyas causas son mucho más profundas. En realidad, toda la economía de los Estados Unidos vive a crédito desde hace 30 años. Las empresas se endeudan por encima de sus posibilidades, el Estado se endeuda también por encima de sus posibilidades (para hacer la guerra) y se ha impulsado sistemáticamente a los ciudadanos a endeudarse, la única manera de mantener, artificialmente, un crecimiento económico.
3. ¿La verdadera causa? Por supuesto, los medios de comunicación tradicionales no nos dicen nada. Y sin embargo, las subprimes no son más que la punta del iceberg, la manifestación más espectacular de una crisis de superproducción que golpea a los Estados Unidos, pero también a los países occidentales. Si el objetivo final de una multinacional consiste en despedir a trabajadores en masa para hacer el mismo trabajo con menos personas, si además se bajan los salarios por todos los medios y con la ayuda de los gobiernos cómplices, ¿A quién van a venderles los capitalistas sus mercancías? ¡No han parado de empobrecer a sus clientes!
4 ¿Es sólo una crisis de la que sobreponerse? La historia demuestra que el capitalismo ha ido siempre de una crisis a otra con, de vez en cuando, una buena guerra para salir de ella (eliminando a sus rivales, empresas, infraestructuras, lo que permite un buen reimpulso económico). En realidad, las crisis son también un periodo que aprovechan los grandes para eliminar o absorber a los más débiles. Es lo que ocurre ahora en el sector bancario estadounidense, o en el caso de BNP que se traga a Fortis (y todo esto no ha hecho más que empezar). Pero, si la crisis refuerza la concentración de capital en manos de un número aún más pequeño de multinacionales, ¿cuál será la consecuencia? Estos super-grupos tendrán aún más medios de eliminar o empobrecer la mano de obra y así convertirse en una competencia aún más fuerte. Estamos otra vez en la casilla de salida.
5. ¿Un capitalismo sobre bases éticas? Hace ciento cincuenta años que nos lo prometen. Hasta Bush y Sarkozy lo han hecho. Pero en realidad, es tan imposible como un tigre vegetariano. Y es que el capitalismo se apoya en tres principios: 1. La propiedad privada de los grandes medios de producción y de financiación. No es la gente la que decide, sino los multinacionales. 2. La competitividad: ganar la guerra económica, es decir, eliminar a la competencia. 3. El máximo beneficio: para ganar esta batalla no basta con tener unos beneficios normales o razonables, sino una tasa de beneficios que permita distanciar a las empresas de la competencia. El capitalismo no es sino la ley de la selva, como ya escribía Karl Marx: “Al capital le horroriza la ausencia de beneficio. Cuando siente un beneficio razonable, se enorgullece. Al 20%, se entusiasma. Al 50% es temerario. Al 100% arrasa todas las leyes humanas y al 300%, no se detiene ante ningún crimen.”
6. ¿Salvar a los bancos? Por supuesto, hay que proteger a los clientes de los bancos. Pero en realidad, lo que el Estado está haciendo es proteger a los ricos y nacionalizar las pérdidas. Por ejemplo, el estado Belga no tenía 100 millones de euros para ayudar a la gente a mantener su poder adquisitivo, pero para salvar a los bancos, ha encontrado 5.000 millones en dos horas. Miles de millones que nosotros tendremos que rembolsar. Lo irónico es que Dexia era un Banco Público y que Fortis se ha tragado un banco público que funcionaba muy bien. Gracias a ello, sus dirigentes han hecho negocios durante veinte años. Y ahora que la cosa no funciona, ¿se le pide a estos dirigentes que paguen los platos rotos con el dinero que han estado ganando y que se han guardado? No, se nos pide que paguemos nosotros.
7. ¿Los medios de comunicación? Lejos de explicarnos todo esto, fijan su atención en asuntos secundarios. Nos dicen que habrá que buscar los errores, a los responsables, combatir los excesos y bla, bla, bla. Sin embargo, no se trata de tal o tal error, sino del sistema. Esta crisis era inevitable. Las empresas que se están derrumbando, son las más débiles o las que peor suerte han tenido. Las que sobrevivan, tendrán aún más poder sobre la economía y sobre nuestras vidas.
8. ¿El neoliberalismo? La crisis no ha sido provocada sino acelerada por la moda neoliberal de los últimos veinte años. Los países ricos han intentado imponer este neoliberalismo en todo el tercer mundo. En América Latina, como acabo de estudiar durante la preparación de mi libro Los 7 pecados de Hugo Chávez, el neoliberalismo ha sumido a millones de personas en la miseria. Pero al hombre que ha lanzado la señal de la resistencia, el hombre que ha demostrado que se podía resistir al Banco Mundial, al FMI y a las multinacionales, el hombre que ha enseñado que había que darle la espalda al neoliberalismo para reducir la pobreza, este hombre, Hugo Chávez, no deja de ser diabolizado a golpe de mentira mediática y de difamación infundada. ¿Por qué?
9. ¿El tercer mundo? Sólo se nos habla de las consecuencias de la crisis en el Norte. En realidad, todo el tercer mundo sufrirá gravemente a causa de la recesión económica y de la bajada de precios de las materias primas que provocará la crisis.
10. ¿La alternativa? En 1989, un famoso autor estadounidense, Francis Fukuyama, nos anunciaba el Fin de la Historia : el capitalismo había triunfado para siempre, nos decía. No ha hecho falta mucho tiempo para que los vencedores se estrellen. La humanidad necesita verdaderamente otro tipo de sociedad. El sistema actual fabrica miles de millones de pobres, hunde en la angustia a aquellos que tienen (provisionalmente) la suerte de trabajar, multiplica las guerras y arruina los recursos del planeta. Pretender que la humanidad está condenada a vivir bajo la ley de la selva, es tomar a la gente por imbéciles. ¿Cómo debería ser una sociedad más humana, que ofrezca un porvenir digno para todos? Este es el debate que tenemos todos la obligación de lanzar. Sin tabúes.