Atopamos en Periodismo Humano este artigo que analiza as contradicións da práctica das adopcións internacionais, para animar á lectura deixamos a palabra de UNICEF sobre este asunto:
«En los últimos 30 años se ha producido un aumento considerable del número de familias de países ricos interesadas en adoptar niños y niñas de otros países. Al mismo tiempo, la ausencia de normas reguladoras y mecanismos de supervisión, especialmente en los países de origen, así como las posibilidades de lucro que se dan en el ámbito de las adopciones internacionales, han alentado el crecimiento de una industria centrada en las adopciones, en la que se da prioridad a los beneficios materiales en desmedro del interés superior de los niños. Entre los abusos que se cometen figuran el secuestro y la venta de niños y niñas, la intimidación de los padres y el pago de sobornos. UNICEF, 2007.»
Aquí tedes o artigo completo que podedes ler en Periodismo Humano:
Se venden niños pobres para padres ricos
Cada vez más tarde: el momento para tener hijos es uno que en nuestras sociedades tiende a la postergación. Primero están la carrera, los viajes y la difícil tarea de encontrar a la pareja perfecta. “Y de pronto, uno tiene treinta y pico se da cuenta de que ya no es tan fácil, y de que ha que recurrir a la adopción si quiere ser padre”, explica Rudi Tarneden, portavoz de UNICEF Alemania.
Camino de la cuarentena, muchos no quieren esperar 10 años a que en su país les sea adjudicado un menor “en situación de desamparo”, cuyos padres biológicos siguen conservando, con frecuencia, derechos sobre él. “Además”, continúa Tarneden, “las políticas de planificación familiar, la extensión del uso de anticonceptivos y las medidas sociales de protección de las madres solteras han ido reduciendo en nuestros Estados el número de niños que son entregados a la adopción”.
El extranjero se convierte entonces en un atractivo atajo que no pocos utilizan. También aquí la demanda supera a la oferta y, sin embargo, las agencias internacionales prometen niños en relativamente poco tiempo. Eso sí, irse fuera cuesta casi siempre: 10.000, 20.000, 30.000 euros. Pero, ¿cómo ponerle precio al deseo de fundar una familia?
En los últimos 30 años se ha producido un aumento considerable del número de familias de países ricos interesadas en adoptar niños y niñas de otros países. Al mismo tiempo, la ausencia de normas reguladoras y mecanismos de supervisión, especialmente en los países de origen, así como las posibilidades de lucro que se dan en el ámbito de las adopciones internacionales, han alentado el crecimiento de una industria centrada en las adopciones, en la que se da prioridad a los beneficios materiales en