TEMPO DE PASCUA

TIEMPO DE PASCUA

 Empezamos el tiempo de Pascua, que desde la celebración de la Vigilia Pascual nos va a llevar durante seis semanas a la solemnidad de la Ascensión, luego a la de Pentecostes, en la que celebraremos la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas cristianas, en la vida de todas las personas y realidades que hay en el mundo.

Durante la octava de Pascua el Evangelio de cada día permite aproximarnos a la experiencia de aquellas personas que de una manera sorprendente tuvieron la experiencia de que Cristo estaba vivo en medio de ellas, en medio de la comunidad, en medio del mundo. Había muerto, pero la muerte no le había arrebatado la capacidad de estar en medio de los suyos –todo el mundo es suyo–, eso sí, de una forma nueva, que se percibe con una sensibilidad nueva.

Durante el tiempo de la Pascua se nos invitará a realizar nosotros mismos esa experiencia de encuentro con Cristo resucitado; cosa que no es cuestión de ningún tipo de magia, sino cuestión de estar muy atentas/os a la vida de cada día, pues es en la vida de cada día donde Jesús se nos mostrará a través de pequeñas señales que hablan de él, que nos lo hacen presente. Por ejemplo, si yo llevo tiempo sin hablarle la una persona vecina, percibo que eso es un atranco para nuestra felicidad, y me dispongo a retomar esa relación, es la vida que trunfa en mí, es Xesús que resucita en mí, o yo en él. O sI estaba dejando de participar en algo comunitario, y veo que no puedo dejar de lado los intereses comunitarios, y me dispongo a volver a echar una mano, es la vida que trunfa en mí, es Xesús que resucita en mí o yo en Xesús.

La Pascua es un clamor de vida, un clamor por la vida. Nuestra Pascua siempre será una Pascua parcial, en camino. Pero es Pascua, porque es gustar ya lo hermoso que es vivir, lo hermoso que es compartir vida, lo hermoso que es trabajar para que la vida lo envuelva todo: naturaleza, animales, gente. La Pascua se realiza sobre todo cuando todo lo más frágil de la naturaleza, de los animales, de las personas, por fuera o por dentro, es especialmente atendido, y recupera el gozo de vivir y de celebrar la vida. En el nombre del Dios de la vida, que para la vida nos creó y para la vida nos recompuso en Cristo Xesús.

(Original de Manolo Regal – Escola de Espiritualidade de Galicia…. AQUI)