Querido y admirado hermano Francisco:
Hemos leído con mucho interés la entrevista que tuvo Vd. con los periodistas en el avión a la vuelta de su viaje a Brasil. Hemos comprobado con alegría, una vez más, su sencillez, su cercanía, su sinceridad, su sentido del humor y, por qué no decirlo, su bondad. Esta hermosa experiencia nos anima de nuevo a seguir buscando en nuestras vidas la fidelidad al evangelio de Jesús, tema del que Vd. habla con tanta frecuencia.
En esa entrevista utiliza Vd. una expresión que ha dado pie a esta carta abierta. Dice Vd.: “A mí me gusta cuando una persona me dice: ‘Yo no estoy de acuerdo’”. Pues bien, con todo respeto y confianza le manifestamos nuestro desacuerdo en el tema del sacerdocio de la mujer. No aspiramos a que la mujer sea “más importante que los obispos y los curas en la Iglesia”, como Vd. afirma. No. Reivindicamos sencillamente la igualdad efectiva de todos los miembros de la Iglesia a la hora de asumir servicios y responsabilidades eclesiales.
Nos sentimos avergonzados de que las religiones monoteístas mantengan todavía su carácter tan marcadamente patriarcal y que sigan practicando una resistencia tan tozuda a la efectiva igualdad de derechos entre varones y mujeres dentro de su propia organización. Pensamos que las religiones pueden y deben dar un paso de gigante en esta materia, como aportación valiosa para un cambio de estructuras en toda la comunidad humana. Así han tenido la valentía de iniciarlo algunas confesiones cristianas.
En esta línea, no podemos ni imaginar que una hipotética práctica de Jesús de Nazaret pueda esgrimirse como excusa o justificante contra el derecho humano a la igualdad entre todas las personas.
Finalmente, seguimos soñando y esperando en que este paso sea el comienzo de otros profundos cambios estructurales que necesita urgentemente nuestra Iglesia.
Con todo respeto y cariño
COMUNIDADES CRISTIANAS POPULARES DE ANDALUCÍA – ESPAÑA
Andalucía, 5 de agosto de 2013