Hai uns días atopamos no xornal ABC publicaban un artigo de Alfonso Armada co título: «Una iglesia de los pobres». No artigo o xornalista fala da súa experiencia nunha das celebracións.
Alegra ler plabras coma esta sobre a nosa comunidade. Aquí deixamos o artigo:
Avisado por mi madre, quise aprovechar una reciente visita a Vigo, mi ciudad natal, para comprobar en qué medida en la parroquia del Cristo de la Victoria, colindante con mi barrio (Coia) y con el cementerio donde reposan mis familiares (Bouzas), se celebraban misas en las que los feligreses participaban de la misa con la devoción que hace mucho tiempo sólo encuentro en África.
Es un templo moderno, que tiene algo de palloza o de tienda india, y portalones de hierro pintados de rojo. Por dentro es sobria, con altos muros de cemento apuntando al cielo y una sola imagen: un Cristo insólito, sin cruz, en aspas, con los pies y las manos clavados a la pared tras el altar. Transmite más compasión que sufrimiento.
El domingo oficiaba Joaquín, uno de los cuatro sacerdotes que trabajan en la parroquia. Cuando leyó el Evangelio, como mascando piedras, para que nadie dejara de entender una palabra, ya me di cuenta de que no era un cura de los que tanto han hecho por extraviar a la iglesia, con homilías que parecen pensadas para idiotas y dan la sensación de que no creen ni en Dios ni en el hombre.
El padre Joaquín prefirió no meterse en honduras teológicas a la hora de explicar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces: «Yo no voy a explicar el milagro porque no se puede explicar, sino a la idea que Jesús quiso transmitir: la de compartir. Habrá pan para todos y sobrará. Ahora mismo hay suficientes alimentos para alimentar a cinco poblaciones del mundo».
La misa es sencilla, bilingüe (en gallego y castellano), sin música (por lo menos la de las 9.30 de la mañana), el cáliz es de cerámica de Sargadelos y cuando el padre Joaquín instó a los parroquianos a que nos diéramos la paz la iglesia se transformó. Mucha, que ayuda en las lecturas, nos cuenta con lágrimas en los ojos, que en esa iglesia solo se pide el primer domingo de cada mes.
«Es una parroquia pobre, de inmigración, pero la gente es muy generosa, porque saben que los curas no cobran por ningún oficio, todo lo reparten. Nada es para ellos».
De repente, en el barrio donde nací encuentro una iglesia que me hace recordar no solo cuando creía, sino África. Una iglesia que sí parece creer en la compasión y en la justicia, en un Dios cercano.
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Fonte: www.abc.es/20120731/comunidad-galicia/abcp-iglesia-pobres-20120731.html