Con las manos – Marieta Manso

Como outras veces Marieta Manso con gran beleza e tenrura achégano unha pequena historia sobre a dignidade.

Con las manos – Marieta Manso

Aprieta con las manos ese balón azul de plástico, intenta hacerlo al mismo ritmo todo el rato para que el aire circule siempre por el tubo con la misma intensidad. Mira a su compañero tumbado en la camilla y nota cómo el diafragma sube y baja cada vez que aprieta ese balón de aire. No hay respirador automático en el hospital público y llevan diez horas dándole por turnos a ese respirador manual que permite que entre aire a sus pulmones. Diez horas en las que con las manos sus compañeros han ido inflándole de vida. Iba en el carro a por carbón, para ayudar a su hijo decía, ya estaba grande para ir en el carro, pero era cabezota como el solo, llevaba toda la mañana preocupado por eso de que les quieren echar de la casa porque dicen que no tienen los títulos de propiedad, él dice que lleva ahí 40 años y que no se va, a lo mejor tenía la cabeza en estas cosas y se despistó. El del taxi tampoco tuvo la culpa, el caballo se asustó y él salió disparado hacia delante. Más de 70 años subido en carros y mira, los reflejos ya no son los mismos. No sabe si estará apretando demasiado despacio, tampoco hay nadie a quien preguntar. Disculpe, me parece que hace mucho frío aquí, no le podrían poner una manta. Y bueno, parece que alguien tendrá que ir al barrio a buscar una. Recuerda que cuando hacían las marchas en invierno, bien temprano, y se juntaban en el centro comunitario para salir todos juntos caminando, el viejo parecía no tener frío nunca, pero aquí como mucho hay diez grados de temperatura y sólo le han puesto una sábana. Las paredes están manchadas de sangre, de otro enfermo, sin duda, él apenas sangró un poco por la cabeza. Huele mal, el viejito lleva aquí ya muchas horas sin nadie que le lave, sin pañal. Menos mal que no se da cuenta de la suciedad, porque en el comedor de los chicos no le gustaba que nada estuviera sucio, él limpiaba las mesas y ayudaba a servir la comida y no dejaba que nadie tuviera las manos demasiado sucias. ¿Por qué hablar en pasado? Está claro que en este hospital para pobres ya le dieron por muerto, pero sus compañeros no, el viejo es fuerte, aguantó 5 paros cardiacos. Hay mucha gente del barrio que está fuera esperando en el frío noticias, fueron viniendo de a poquitos, según se fueron enterando, ya han hecho una colecta para ayudar a la familia, vinieron incluso los chicos de su equipo de fútbol, y le trajeron el trofeo que ganaron el mes pasado, para que le de fuerzas. Tan chiquitos no entendían bien por qué no podían pasar a verlo. Dicen que adentro no se puede quedar nadie, pero no se van a ir, pasarán la noche fuera aunque tengan frío, demasiadas cosas compartidas para dejar al viejito solo ahora. Espera que por la noche dejen entrar al menos a dos personas, le da miedo dormirse y dejar de apretar. Nota ese picor en los ojos que precede a las lágrimas, mira para otro lado porque no quiere que el viejo le vea llorar, aunque desde que entró a este maldito hospital ya no abrió los ojos más. El viejo se muere como vivió, ignorado y machacado por los de arriba, dignificado y acompañado por los de abajo.

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Fonte: www.letra.org/spip/article.php?id_article=3634