Recordé esta foto, tomada una de esas tardes de manifestación en la Puerta del Sol, porque al salir ahora de la consulta del médico, éste me confiaba la sensación de desmoronamiento que sentía. Particularmente hacía referencia al sistema sanitario. Decía «en tan poco tiempo, lo mucho o poco que hubiera, se lo han cargado».
Esa sensación voy teniendo. El estado de bien-estar (podemos discutir en qué grado y para quién.. pero existía) se ha desmoronado. Se lo han cargado.
Es como este rey que a pesar de su tecnología comunicativa (entre las manos sujeta un teléfono de última generación) los ropajes y corona parecen haberse desvencijado de la dignidad que, tiempo atrás, representaron.
Nuestra democracia parece estar corriendo la misma suerte que la dignidad real del fotografiado. Tanto crecimos, tanto nos gustó el nivel de vida que parecíamos poder llevar… que todo se está descomponiendo como si no hubiera responsables de ello.
El silencio cómplice de la Iglesia hace inusual la denuncia de un cura gallego pidiendo la excomunión de banqueros y políticos corruptos. Lo que debiera ser común, se ha tornado excepcional. Los empresarios, tan devotos ellos, que se engalanan para acudir a funerales de rito, pompa proponen recortar el tiempo dedicado, por quien está asalariado, a rendir tributo a quien falleció. El dolor, pretenden, sea sólo de quien tiene dinero para ocultarlo en sus joyas, palacios o turismo religioso.
Efectivamente parece que todo se está desmoronando. Ni tiempo nos quieren dejar ya para llorar a quien quisimos.
Sin embargo, estos reinados fatuos, petulantes o necios no son lo único existente a nuestro alrededor.
Como ayer nos decía el Evangelio de Lucas, 7, 44 ««¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.»
Sigue habiendo razones para la esperanza, para saber que podemos revertir la situación. Si nos cuidamos nos protegemos. Si nos acariciamos nos engrandecemos. Si damos lo mejor de uno mismo, esos reinados de terror y maldad que quiere imponer el poder, seremos capaces de irles deshaciendo.
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Fonte: http://www.catorcekilometros.blogspot.com.es/2013/06/desmoronado.html