30 de marzo: Viernes Santo
Evangelio: Pasión según san Juan: Jn 18,1-19,42
Meditación
Nos puede parecer que la vida de Jesús fue un fracaso, porque acabó imponiéndose la gente de poder que se oponía al estilo de Jesús que buscaba crear hermandad desde abajo, dando preferencia siempre a las personas más frágiles y pecadoras. Nos puede parecer que en la historia siempre se repitió lo mismo: hombres y mujeres que quisieron acabar con las situaciones de abuso, en el cuerpo y en el espíritu, y que acabaron aplastadas por el poder. Nos puede parecer, luego, que es inútil vivir en honradez, en solidaridad, buscando una comunidad cristiana y una sociedad digna, construidas desde la hermandad. No. La muerte de Jesús nos dice otra cosa. Porque nos habla de la fortaleza de la gente débil, que no se doblega a quien la quiere hacer callar. Porque estas muertes siempre acaban siendo semilla de la que brotan personas, comunidades renovadas, valientes, arriesgadas: la persona así muerta se prolonga en el tiempo, hasta la eternidad, en las personas que admiran, agradecen y procuran imitar su ejemplo. Curiosamente estas muertes, la de Jesús la primera, son las que sostienen la dignidad de la humanidad entera, y nos permiten soñar que el amor, la solidaridad honda y real, acabe conduciendo nuestros corazones, nuestras vidas. Contemplar a Jesús muerto en la cruz no deprime, al contrario, pacifica, refuerza, alerta los ánimos, anima a la resistencia, consolida la voluntad de ser hombres y mujeres consistentes, fieles. Dios está totalmente de nuestra parte. Hasta la muerte. Dios no es inútil.
Oración
Te adoro, Jesús, clavado en la cruz.
Te adoro, Jesús, sediento en la cruz.
Te adoro, Jesús, todo pasión.
Te adoro, Jesús, machacado, desnudo. Te adoro, Jesús, entregado, cumplido.
Te adoro, Jesús, muerto por amor.
Te adoro, Jesús, desecho humano, gloria de Dios. Y contigo adoro a todos los hombres y mujeres, individuos y pueblos que sufren cruz y escarnio, humillación y olvido.
Te adoro, Jesús, en el silencio de la cruz.
Acción
Aparte de que dediquemos un tiempo a contemplar la pasión de Jesús, el Cristo, podemos aproximarnos hoy la alguna persona o grupo humano o pueblo que esté siendo en la historia una prolongación de la muerte de Cristo. Si podemos hacerlo personalmente, mejor. Si no, podemos valernos de cualquier medio de comunicación que nos permita esa aproximación y conocimiento.
(Orixinal de Manolo Regal – Escola de Espiritualidade…. AQUI)