Viene al Papa a Madrid. ¡Bienvenido, Santidad! Aunque venga sólo a Madrid. Y eso que todavía cabe la sorpresa de que cotinúe su viaje a Somalia. Una sorpresa muy remota. Quizás Benedicto XVI quiera hacerlo, pero la pesada maquinaria vaticana podría impedírselo. Con argumentos razonables del estilo de «hay que hacer bien las cosas, con tiempo», «los viajes del Papa no se improvisan»…etc. Y el Papa anciano asiente. Nunca fue del estilo rompedor. Nuna le gustaron los puñetazos en la mesa.
Y, además, concentrado en la letra de lo esencial, no le gusta la música ni la parafernalia. No le gustan los gestos que, como buen profesor, le parecen destinados a la galería. ¡Es difícil para un Papa de otra época, que ha vivido siempre entre libros e informes, calibrar la importancia de los gestos en la era mediática! Todos somos hijos de nuestra historia.
Debe ser muy difícil, pero me gustaría tanto que Benedicto XVI hiciese acopio de su carácter (que también lo tiene y mucho) y se plantase. Ante la prudencia de la Curia. Y ya que está de viaje, lo continuase…a Somalia. Después de la entrada a Jerusalén en Cuatro Vientos, la subida al Gólgota del Cuerno de Africa. El Papa con los jóvenes y el Papa con las víctimas. Un Papa para todos sus hijos.
Dígale a la Curia que el que manda es usted. Dígale que el Evangelio es para todos, pero especialmente tiene que ser Buena Nueva para los más pobres, para los deshauciados, para los que se están muriendo de hambre y sed, para los preferidos del propio Cristo. Dígales que, si olvidamos esto, dejamos de ser seguidores de Jesus.
Y si no le dejan, escápese…Es un decir.Ya sé que no puede. Aunque dicen que su predecesor se escapaba de incógnito a esquiar o a escalar montañas…Y usted mismo acaba de escaparse a los Abruzzos para ver a su hermano anciano. Y si, al final, viene sólo a Madrid, estoy seguro de que Somalia estará siempre en su corazón…
Viene el Papa a Madrid (sólo a Madrid) para ejercer la función de Pedro: alimentar nuestra fe y, sobre todo, la de cientos de miles de jóvenes que han venido a escucharlo.
Una ocasión excelente para que el Papa sabio saque de su baúl de intelectual y de teólogo claves vitales para los jóvenes del siglo XXI. Claves de fondo que den sentido a sus vidas. Palabras y razones que les hagan vivir con intensidad, amar a fondo, entregarse a los demás, luchar por las victimas y contra los victimarios y, sobre todo, abrir su corazón a la esperanza. En medio de la crisis, hay luz y hay futuro para los jóvenes.
Jóvenes católicos dispuestos a vivir su fe sin soberbia, sin creerse los elegidos ni los superiores, con humildad, sin avasallar. Y también sin esconderse, dando la cara, sin avergonzarse. Eso sí, sin trincheras, sin descalificaciones, con empatía y con rostro amable.
Además de esperanzar a los jóvenes, el Papa Ratzinger prestaría un excelente servicio al catolicismo patrio, si nos llamase, nos invitase y nos enseñase el camino de la reconciliación entre los católicos. Ése es su oficio: Pontifex, constructor de puentes.
¡Ojalá nos invite a ver, como decía el Papa Bueno, que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa!
Está pendiente (y cada vez se ahonda más) la cuestión de la reconciliación religiosa en España entre dos modelos o dos sensibilidades eclesiales. Para simplificar, entre los conservadores y los moderado-progresistas. Una división patente. Y el que no quiera verla que se dé un paseo por muchos de los comentarios de nuestra página que rezuman incluso odio al que piensa minimamente distinto. Y en cuestiones opinables, por supuesto.
Hay una escisión clara entre la Iglesia de Rouco-Munilla-Camino-Demetrio-movimientos-neoconservadores (por tipificar) y la inmensa mayoría creyente de este país: gente de parroquia, voluntarios de Cáritas, órdenes y congregaciones religiosas…y obispos como Sistach-Osoro-Blázquez-Del Rio…
Lógicamente dentro de ambas zonas hay sectores. El peligro, como siempre, viene de los extremos. Especialmente del extremo más neocón, que se han convertido en la moderna Inquisición online. Y lo peor es que hacen tanto ruido que, aunque son pocos y mal avenidos, en Roma les escuchan. Para muestra, el botón del obispo de Saltillo (México) Raúl Vera, que ha tenido que acudir a Roma a dar explicaciones por las denuncias que contra él está haciendo, desde hace tiempo, la agencia peruana ACI.
Santidad, diga a su Curia que no haga caso a los modernos inquisidores. Y llámenos a la reconciliación entre las diversas sensibilidades eclesiales. La Iglesia será más bella cuanto más bellas sean las diferentes piezas de su mosaico.
La estigmatizaicón mutua conduce a la espiral de la descalificación, no construye, sólo lleva a la dinámica de la acción-reacción, nos hace perder fuerzas y energías en riñas internas de sacristía. Y mientras tanto, la mies es mucha…Y el pueblo se aleja. O le alejamos, porque ya no pueden decir de nosotros: «¡Mirad cómo se aman!»
Ayúdenos Santidad, a tender puentes entre los católicos españoles. Sería uno de los mejores frutos de la JMJ.
José Manuel Vidal
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Fonte: http://blogs.periodistadigital.com/religion.php/2011/08/17/p300231#more300231